En los últimos años se han popularizado las pruebas dedicadas a identificar la intolerancia que algunas personas pueden tener frente a lactosa, gluten u otros alimentos.
En este punto y teniendo en cuenta el ‘boom’ de los test de intolerancia alimentaria, es necesario diferenciar entre alergia e intolerancia que son dos conceptos distintos.
- Alergia Alimentaria. La reacción alérgica se produce por la ingesta de un alimento y se manifesta con edemas, diarrea, urticaria, eczema o asma. La reacción causa-efecto es muy rápida y se manifiesta a las pocas horas de haber tomado ese alimento.
- Intolerancia Alimentaria. Cuenta con una causa-efecto más lenta y sus manifestaciones suelen ser menos claras y difíciles de intuir. De esta forma, las personas son sensibles a algunos alimentos, pero no alérgicas.
Los antígenos alimentarios que desencadenan reacciones adversas son proteínas o glucoproteínas de bajo peso molecular, resistentes a la hidrólisis ácida del estómago y a la acción de las proteasas digestivas, así como a la desnaturalización por el calor. Estas moléculas son captadas por las células M del epitelio que recubre las placas de Peyer, donde son fagocitadas por los macrófagos que hacen la posterior presentación antigénica a los linfocitos.
Normalmente este proceso no se produce, porque el organismo no reacciona negativamente frente a las proteínas alimentarias, pero en determinados casos, se produce una sensibilización inmunológica con la formación de anticuerpos, pero no del tipo IgE (que desencadenaría un proceso alérgico) sino en una primera etapa del tipo IgA y tras múltiples estímulos, formación de IgG (inmunoglobulinas G).
Nos encontramos, por tanto, ante algunos alimentos que pueden producir IgG específicas frente a alguna de sus proteínas características. El consumo frecuente de este alimento puede provocardiarrea o trastornos digestivos en muchos casos. Sin embargo, en otros puede ocasionar síntomas que no se relacionan con el alimento.
Estas son algunas de las condiciones clínicas que se han podido relacionar con intolerancia alimentaria:
- Trastornos gastro-intestinales (50%): Dolores abdominales, constipación, diarrea, hinchazón, síndrome del colon irritable. Se aconseja realizar el test bioquímico de IgG.
- Procesos dermatológicos (16%): Acné, eczema, psoriasis, rashes, urticaria, picor.
- Molestias Neurológicas (10%): Dolor de cabeza, migraña, mareo, vértigo
- Molestias respiratorias (10%): Asma, rinitis, dificultad respiratoria. En estos casos puede existir también un proceso alérgico.
- Trastornos psicológicos (11%): Ansiedad, letargia, depresión, fatiga, náuseas, hiperactividad (sobre todo en niños).
- Otros: Artritis, fibromialgia, articulaciones inflamadas.
Intolerancia alimentaria y obesidad
Algunas personas obesas no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento y por eso, en ocasiones se opta por eliminar de la dieta los alimentos frente a los que se presentan una sensibilidad alta, lo que les permite bajar de peso.
En el caso de que los alimentos que provocan la intolerancia no se excluyan de la dieta, puede agravarse el proceso de retención de líquidos y por ende desarrollarse un mayor aumento de peso.
Por eso, el test de sensibilidad alimentaria está muy recomendado en las exploraciones clínicas anteriores a la creación de una dieta específica para tratar la obesidad.
Mejora en más de la mitad de los casos
Los estudios realizados han encontrado mejorías evidentes en más de la mitad de los casos que han cumplido la dieta prescrita por su médico y en la que se han eliminado los alimentos menos recomendados.
Creemos que la determinación de niveles de IgG frente a diferentes alimentos, (nuestra prueba estudia más de 200 alimentos), e instaurándose una dieta adecuada que suprima los que presenten una intolerancia alta, es una opción importante a tener en cuenta en el grupo de patologías descritas, y que pueden mejorarse simplemente, suprimiendo la causa que lo origine.